jueves, 30 de junio de 2011

Video de 1, 2, 3, 4: a aprender jugando

Les dejo este enlace, para que puedan visitar youtube y ver algo de lo que se ha empezado a trabajar en relación a la enseñanza-aprendizaje de las tablas de multiplicar. Ojala que ustedes puedan hacer realidad el sueño de uno de los niños del video, que ejemplifica los deseos de los niños por aprender de una forma más divertida.
http://www.youtube.com/watch?v=YcGeeTfuYvg

sábado, 2 de abril de 2011

Las tablas de multiplicar

La clase de matemáticas comenzó como la de cualquier otro día:

-¡Niños!- exclamó el profesor del segundo A, grupo donde está Saúl- a partir de hoy comenzaremos a estudiar un tema muy importante: las tablas de multiplicar. Tienen que aprenderlas todas, para ello les voy a dar unas hojas donde podrán encontrar las tablas del dos al diez. Hay que memorizarlas. Repitan conmigo: 2 x 1, dos; 2 x 2, cuatro...

Han pasado algunos años de eso, y a Saúl aún se le dificulta responder acertadamente, sobretodo la tabla del 7 y la tabla del 9 han sido un martirio.

Esta podría ser la historia de miles de niñas y niños, que comienzan el estudio de las tablas de multiplicar con la memorización, estrategia equivocada, por que si bien este es un paso del aprendizaje no debe ser ni el primero, ni el más importante.

Derivado de la metacognición, de mi experiencia docente con niños entre los 3 y los 9 años y de una labor de investigación, he desarrollado un programa, al que he denominado (y registrado) como "uno dos, tres, cuatro: a aprender jugando las tablas de multiplicar".

Este programa consiste en cuatro pasos, de ahí su nombre:

1.- Interesar. Para que un aprendizaje sea significativo debemos interesarnos en aprender. Para ello, encargué el trabajo a dibujantes, con los cuales diseñamos una serie de personajes atractivos, que participan en una historia ficticia, con lo que se pretende atraer a los niños lo suficiente para introducirlos al segundo paso.

2.- Comprender. a través de una historia ficticia, los niños son ayudados a comprender de dónde surgen el multiplicando, el multiplicador y el resultado. Este paso se complementa con un taller en donde los niños pueden constatar de manera práctica el surgimiento de estos factores.

3.- Memorizar. Utilizando el potencial didáctico de la música, se promueve la memorización de forma amena de las tablas del 2 al 9.

4.- Utilizar. Cuando ya se han memorizado las tablas de multiplicar  habrá que reforzar este conocimiento, para ello he diseñado un juego de mesa que promueve el uso de estas de manera entretenida y cercana al mundo infantil.

Este es un trabajo pensado en la enseñanza aprendizaje de las tablas de multiplicar de manera amigable y es autosustentable. Pongo a disposición de los profesores, escuelas y padres de familia vanguardistas el material,  los talleres de capacitación y la experiencia con niños que han logrado superar sus problemas con las matemáticas gracias al entendimiento de su naturaleza.  Para mayores informes pueden dirigirse a primariamoderna@hotmail.com

sábado, 26 de marzo de 2011

El juego en la educación infantil

En todos los cambios entre un nivel escolar y otro existe, sin duda, cierta incertidumbre,  molesta y, por qué no, atemorizante. Entre la primaria y la secundaria cambia la modalidad: de tener un sólo profesor encargado de todas las asignaturas, exceptuando, en algunos casos, la educación artística y la educación física (delegada la responsabilidad en profesores especialistas), los alumnos se deben acostumbrar a recibir atención de varios profesores; esto no entraña mayor problema, los jóvenes tienen la suficiente edad para digerir esta modificación. Sin embargo, no se puede decir lo mismo del cambio que sucede entre la educación preescolar y la escuela primaria: la modificación es drástica, en algo más que la cuestión de modalidad.

En la escuela preescolar, los niños son tratados como tales, atendiéndose de acuerdo a su naturaleza predominantemente lúdica, a diferencia de la escuela primaria, en donde tal pareciera que por decreto deben convertirse en adultos chiquitos; se reprime, en una gran cantidad de casos el juego y las artes, en pos de la consecusión de objetivos "más importantes" y, con esto, el profesor provoca dos cosas: hacer sentir incómodos a los niños y desperdiciar la herramienta pedagógica más poderosa en esta etapa del ser humano.

Jean Piaget decía que el juego es la vida del niño, ¿por qué entonces no se aprovecha esta instancia? Quizá se deba a que el adulto se siente incapaz de controlar la actuación infantil, siente temor de perder el control de la situación y ser rebasado por sus alumnos. Tampoco hay que ignorar el hecho de que puede estarse completando el círculo vicioso, ya que el maestro, ayer niño, también fue reprimido en las mismas áreas donde hoy se siente incómodo.

El niño juega desde su más temprana infancia; en la cuna descubre que ciertos movimientos le producen placer, le permiten conocer su mundo inmediato, está en la etapa del juego motriz.

Inmediatamente a esa etapa hace su aparición el juego simbólico, aquel donde una caja de cartón se convierte en una nave espacial y en donde un palo de escoba es el más brioso corcel. Este tipo de actividad lúdica también permite al niño practicar roles adultos: es el ingeniero contructor de grandes edificios, es la doctora que  presta cuidados a la muñeca enferma. En el juego, el niño está llevando más allá de sus límites sus capacidades, por eso es incomprensible que no se utilice a favor de la educación.

El tercer tipo de juego, el juego con reglas, es el que comienza a darse con más frecuencia en la escuela primaria, en combinación con el juego simbólico; siguen los niños siendo constructores, pero ya cada uno se asigna un papel que debe ser respetado en pos de la viabilidad de la actividad. Los juegos de conjunto contienen un reglamento implícito o explícito, el balompié es uno de los ejemplos.

El juego educativo retoma, precisamente, estas dos modalidades, a veces entremezcladas. El juego educativo se planea en base a unos objetivos y al conocimiento de las características infantiles y, por ende, permite la flexibilidad, por que lo importante es que cumpla su función, no que se imponga, al grado de convertirlo en una actividad en donde el niño pierda esa frescura que el juego le permite explotar al máximo.

En posteriores ocasiones compartiré con ustedes algunas actividades lúdico educativas del nivel primario.

sábado, 12 de febrero de 2011

Antologías para los normalistas

Si siguen este enlace, encontrarán las antologías de varias licenciaturas, incluyendo la de educación primaria y preescolar. Espero les sea útil. Entren a "bienvenida" y enseguida a "bibliotecas". http://www.becenslp.edu.mx

domingo, 24 de enero de 2010

La cajita de cristal azul

Hola, profesores y profesoras de educación primaria: el día de hoy comienzo una nueva aventura en la red  mundial de la comunicación y quiero empezar con una pequeña anécdota, que espero resulte ser una invitación a la reflexión.

La cajita de cristal azul:

Cuando Amílcar puso un pie en ese salón desconocido para él (era el primer día de clases de un nuevo ciclo escolar) le embargó una mezcla de gusto y miedo; gusto por que el primer grado le había encantado, puesto que ahora podía ya leer los cuentos y libros que tanto le gustaban, y miedo por que el gigantón de 1.90 metros que le había tocado como profesor tenía fama de gruñón. Le inquietaba que, a pesar de su empeño durante las vacaciones previas, únicamente había memorizado 6 o 7 tablas de multiplicar (obligado por su mamá) y los errores, en ese entonces, se podían pagar con dos o tres reglazos.

Todo el ciclo escolar lo cursó sin contratiempos y una de las motivaciones que tuvo para tener un buen comportamiento y una buen aprovechamiento fue el hecho de comprobar que la fama del profesor había sido ganada a pulso (aunque también comprobó que no acostumbraba ser injusto).

El último día de clases de ese año, el profesor se salió de la rutina y el esquema de todos los días: cuando los niños llegaron, la parte frontal del aula estaba cubierta parcialmente por cuarenta cajitas de cristal, una cajita azul y el resto de cristal claro. Cuando el grupo de niños estuvo completo, el profesor Augusto, hizo un anuncio: "niños, hoy es nuestro último día de clases, y como símbolo de nuestra amistad quiero regalarles estas cajitas de cristal que yo mismo fabrico". El profesor también anunció que el niño que más tablas de multiplicar hubiera demostrado saber a lo largo de las clases podría pasar a elegir la caja de su preferencia y, en orden descendente pasaría el resto del grupo. A Amílcar le saltó el corazón, estaba convencido de que él estaba entre los alumnos con más tablas de multiplicar aprendidas, la "terrible" tabla del nueve había sido superada hacía algunas semanas, y la del diez no le representó problema alguno.


Cuando Amílcar escuchó su nombre en primer lugar casi  brinca de contento (no lo hizo por que el profesor los intimidaba); pasó al frente y, por supuesto, tomó la única cajita azul. Ese fue el premio obtenido gracias a su esfuerzo, y ya tenía pensado a quien le había de regalar ese trofeo, a la mujer que le inspiró todos sus sacrificios y a quien debía su gusto por la lectura: su abnegada mamá.

A varios años de distancia, Amílcar puede darse cuenta que el profesor pudo haber fabricado 40 cajas azules, pero, sin herir suceptibilidades, puesto que cada niño recibió un regalo, decidió premiar el esfuerzo.

Usted, profesor(a), ¿fabrica cajitas azules para sus niños?.

Cuando hago esta pregunta, no me refiero a una caja azul fisicamente tangible si no a la motivación que se debe dar a los niños para querer aprender, un pretexto para esforzarse en adquirir los saberes que a los adultos les parece importante que deben obtener.

Aunque el niño es un ser curioso por naturaleza, hay algo superior a esa curiosidad: el juego. El juego es la vida del niño, por eso es curioso encontrar profesores de primaria que reprimen las actividades lúdicas, en vez de encauzarlo hasta convertirlo en una herramienta poderosa para detonar el interés por aprender. Piénselo por un momento; si a usted como profesor le ofrecieran un curso de física nuclear, ¿le interesaría asistir?, y si le ofertaran un taller de actividades didácticas modernas, ¿ahora si le interesaría?. Lo mismo ocurre con los niños, aunque sean muy inteligentes, pudieran no tener el interés por asistir a la escuela, y que si asisten es por que lo rescatable para él es la hora del recreo.

A Amílcar lo impulsaba el ejemplo de su mamá, lectora irremediable, pero también el miedo que el profesor le provocaba en una época en la que los profesores utilizaban la fuerza física para imponer y ordenar. Hoy son otros tiempos y hay que pensar en nuevas estrategias, más allá de ordenar a los niños--"Abran su libro de matemáticas en la página 15"-- y cuando el niño comienza a tomarle sentido a lo que está realizando viene la contraorden -- "Cierren ese libro y abrán el del español en la página 21" y esto es todos los días.

Los libros traen información valiosa y pueden servir, como lo de ejercicios matemáticos para comprobar y reafirmar el avance, pero no para torturar a los niños; ellos no son adultos pequeños, necesitan atender a su naturaleza lúdica.